He estado dos días en Jerez, en un encuentro del banco en el que trabajo como externo, y como supongo que algunos de vosotros no imaginais lo que se hace en esas convenciones y lo que se puede sentir en ellas, quiero compartir con vosotros algunas impresiones, mas que nada para que, por si alguna vez teneis que ir a un evento parecido, os podais reir de vosotros mismos.
A mi entrada en el hotel de 4 estrellas fuí recordando que solo tengo 32 años, que mis resultados no estaban conformes a lo esperado por el banco, mis escasos conocimientos de bolsa... y mi desastrosa imagen después de un dia que empezo a las 4 de la mañana, para poder cumplir mis obligaciones laborales como asesor antes de ir a Jerez. Mi ego se empequeñeció aún más, al encontrarme en la puerta del hotel a un hombre impecablemente vestido y engominado que paseaba arriba y abajo, mientras gritaba en inglés por un móvil.
"¡Joder! debo ser el más joven de aquí, y el de peor aspecto y menor profesionalidad". Admito que mi ego no estaba muy alto ese día, pero es que impresionaba ver a esos señores mayores, mis compañeros, enchaquetados y hablando de los precios de la opa de endesa. Asi, mi fuí a mi habitación, me duché y puse mis pensamientos en orden:
"Venga chico, esos conocimientos son ínútiles ante tus clientes, que confían en ti. ¿quien puede sustituir la confianza en su banquero?. Además, mucho hablar y seguro que venden menos que tú, y son viejos para este negocio, y para todo lo demás tambien. Sí que llevan buenos trajes, pero normalmente tu experiencia es que es un obstáculo en la comunicación con el cliente, que no necesita trajes caros y sí confianza, y eso se consigue mejor con un chaleco. Vamos a ver que pasa con el calor, cúanto tardan en quitarse la chaqueta y mostrar la empanadilla bajo el brazo. Si, son arrogantes, con esos aires de grandeza y de importancia, pero ninguno de mis clientes se habría ido con ellos..."
Asi, ya con mi amor propio reforzado , bajé al almuerzo, en el restaurante del hotel, me senté en una mesa con tres compañeros donde me pareció que sonrían más, y puse las cosas en su sitio. 15 minutos después, yo llevaba el peso de la conversación, contaba los chistes, y ya me sentía cómodo. Aunque había una anomalía, todavía no la había detectado. Pero en la conversación, de repente, ví cual era. De 100 personas, erámos 92 hombres y 8 mujeres, así que dije:
"- ¡joder, esto es una fiesta gay!¿ dónde están las mujeres? ¿ ninguna quiere ser externa del banco?
-No, no quieren. En el personal laboral, hay un 50% de hombres, pero en los externos llega al 95%. Las mujeres no quieren hacerlo."
5 comentarios:
Hola Gilgamesh enhorabuena, has mantenido pensamientos positivos y animadores, ojalá todos siguiesemos ese ejemplo y muy importante la confianza, sin ella no se llega a ninguna parte.
saludos
¿Tú, falto de confianza? No, si al final todos humanos. Aú así una situación que a todos nos sucede cuando vamos a algún sitio que no conocemos o estamos en una nueva situación... Luego uno se crece poco a poco y se lo come todo... bueno, todo, todo, no. ;)
Con el paso de los años te das cuenta de que hay mucha fachada --mas o menos decorada-- tras la cual hay un edificio bastante vacío o mal amueblado.
Es difícil sentir alguna inferioridad ante ese panorama.
Bueno Colombina, más que pensamientos positivos eran negativos: todos los demás eran peores que yo. Aunque el mercado no premia la diferencia de inteligencia, sino de estupidez.
Sí, Rictus, también a mí me falla la autoconfianza, pero lo suplo con un plus de chulería y pasotismo para que no se me note que estoy acomplejado. En la medida en que cojo confianza y sumamos risas, desaparecen dichos defectos.
Bueno Cerrajero, siendo la primera impresión la fachada,y hasta que descubres que hay de verdad tras ella, es natural sentirse inferior. Y tambien es natural reirse luego de uno mismo
Claro que es natural pero te lo digo para que juegues con ventaja ^_^
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